Requerían asegurarse de que los programas académicos estuvieran en sincronía con las demandas y necesidades cambiantes del mercado laboral, preparando a los estudiantes para los retos reales de su campo profesional.
Superar la tendencia a la transmisión unidireccional de contenido y fomentar métodos de enseñanza que promovieran la interacción, la aplicación práctica y el pensamiento crítico en los estudiantes.
Desarrollar estrategias efectivas para integrar los diferentes campos del conocimiento dentro de los programas académicos, asegurando una educación más holística y aplicada.
Se ha producido un cambio profundo en la percepción de los procesos educativos tanto por parte de los estudiantes como de los docentes. Ahora, los estudiantes entienden que deben ser protagonistas de su aprendizaje, con los profesores actuando como mentores y guías en su camino educativo. Este cambio cultural ha sido uno de los logros más significativos, marcando un antes y un después en la metodología educativa de la institución.
La implementación previa de recursos virtuales y una metodología adaptada a la virtualidad permitió a la institución sortear los desafíos impuestos por la pandemia, asegurando la continuidad y la calidad en los procesos de formación, a pesar de las restricciones y limitaciones que surgieron.
La universidad ha consolidado un modelo educativo teórico-práctico, en el cual los estudiantes enfrentan retos reales propuestos por empresas reales. Este enfoque práctico, apoyado por un vasto ecosistema de recursos virtuales, ha permitido que la educación trascienda las aulas y se sumerja en la realidad, garantizando una formación más completa y conectada con el mundo laboral.